El ascenso de Avatar y el Descenso de Horner: Avatar Soundtrack


Tras una ausencia de 12 años de los cines, el director canadiense James Cameron vuelve con otro atrevido señuelo de taquilla llamado Avatar. El film, que recrea un futuro de explotaciones mineras en un planeta extraterrestre, aporta un gran marco estético y una gran calidad de efectos especiales así como un digno espectáculo de fotografía y animación computarizada. A pesar de la grandeza y la atención formada alrededor de la película, la historia (escrita también por Cameron) se posa sobre ritmos bastante predecibles con una trama simple, que bien puede ser justificada por el fuerte del marco visual.

Si bien entendemos que Avatar fue creada con el propósito de captar la atención del público, el sonido fue la debilidad de todo el proyecto. Los efectos de sonido correspondientes con algunos de los animales expuestos en la historia no solamente recuerdan, sino que reactivan la mente de aquellos que vieron pasear y destruir al increíble T-Rex o a los temibles Velociraptores de la saga de Jurassic Park de Steven Spielberg.

En materia de música la composición de los temas estuvo a cargo del compositor americano James Horner, ganador del premio Oscar por su composición para la película Titanic (en la que colaboró con Cameron en 1997). El estilo de música creado por el compositor varia desde The Mask Of Zorro, Enemy at the Gates, Jumanji o algunas más antiguas como The Rocketeer o Willow; ganando así una extensa variedad de formas y culturas diferentes, combinando en su fuerte la música celta y la mezcla intrínseca de la electrónica en la música y las integraciones corales.

Cabe destacar que de aquella mixtura han salido varios debates en los que se explica que el compositor termina añadiendo muchas de sus partituras (y algunas de compositores ajenos) a sus filmaciones siguientes. Un caso específico es la ordenación de trompetas y trompas en la película Enemy at the Gates, misma ordenación que puede ser fácilmente identificada en otras películas como Troy, The Mask of Zorro o en su última creación, Avatar. No obstante, dichos debates y réplicas no han interrumpido a Horner en una carrera de nominaciones al premio de la Academia que varían desde Apollo 13, A Beautiful Mind o Braveheart.

Ciertamente la experiencia de más de 70 films y el aprendizaje de un Master en Música de la University of California le han adjudicado una gran reputación que comenzaría con el film The Lady in Red en 1979, pero que a su vez no sería suficiente para salvar su creación del 2009. El film, por contener una historia que se arraiga en los fondos de la selva, contiene un alto grado de espiritualidad y convivencia con la naturaleza que rara vez se ve en el cine; no obstante, alejando los sonidos minimalistas y los vocablos aborígenes utilizados en algunas partes, el álbum creado por Horner carece de originalidad.

Podemos empezar nuestra selección de ideas tomando en cuenta la propia carrera fílmico-musical del compositor para entender el porqué podemos escuchar arreglos hechos exclusivamente para Troy o el mismísimo Titanic dentro de las pistas del álbum. Las escenas de suavidad y contacto, de esparcimiento y amor, nos recuerdan a la nana de Gasparín o Casper’s Lullaby creado para el film homónimo dirigido en 1995 por Brad Silberling, así como algunas piezas de The Bicentennial Man, creado en 1999 por el director Chris Columbus. La valentía y la estratagema, la fuerza y la pelea, se ven representados en una mezcla de flautas celtas y timbales en comparsa con tambores de origen indígena, mezcla musical de muy buena calidad, pero vista en anterioridad en películas de corte bélico como Braveheart, Troy, Apocalypto o Enemy at the Gates.

Y para resaltar la repetividad del álbum con respecto a sus predecesores, el compendio cuenta al finalizar el score con una canción interpretada por Leona Lewis quien (sin ánimos de ofender) representa la tan ya contada tradición de unir la banda sonora a un tema casual que pueda dar audiencia y aumento en los motivos publicitarios del soundtrack. Si no hay un convencimiento del hecho podéis recordar el dúo James Horner-Celine Dion que fue establecido en los films The Bicentennial Man con “And Then You Look at Me” y después en Titanic con “My Heart Will Go On”, el último ganando millones en ventas del soundtrack por la interpretación de la cantante canadiense.

A pesar de un esfuerzo increíble y contar con una trama que, aunque se muestre obvia no deja de asombrar, el gran defecto de Avatar es una banda sonora mal proyectada, mostrada como el desmonte de varios éxitos del pasado que no deberían volver. El film, sin embargo, no esta falto de atracción debido a su gran despliegue técnico y una impecable muestra visual, con grandes personajes y buenos actores. El Score por su parte, se desvía de los propósitos para lo cual fue creado y llena el espacio necesitado por poco, recreando con gracia y un estilo propio grandes hazañas, pero sin dejar espacio a la originalidad ni la creatividad, quedando a la expectativa la pregunta de si el director americano podrá crear una nueva pieza digna de ser recordada no como otra copia de sus anteriores proyectos.

FD

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